En el budismo, Buda enseñó que el sufrimiento proviene de la mente opuesta, del pensamiento opuesto. En lugar de estar conectados y apreciar estar aquí, estamos fantaseando con diferentes cosas. Pero como estamos sentados aquí y practicamos por un tiempo, sabemos que este tipo de pensamiento no es realmente útil. Lo sabemos por experiencia, no por la fe ciega o por escuchar a alguien, no por leer libros, sino por nuestra propia experiencia.
Entonces, volvemos a este momento. Podríamos hacer que se rompa, podríamos imponernos, y luego comenzar de nuevo. Este es el proceso habitual. Reconocemos, admitimos, que no estamos aquí, viajamos en el tiempo y el espacio, pero entonces comenzamos de nuevo. Empezamos de nuevo. Una vez más, estamos conectados a nuestro no sé, a nuestra gran mente, a nuestro antes del pensamiento. Y cuando estamos conectados, cuando somos uno con la situación, tenemos un buen sentimiento. Es un sentimiento feliz, por eso estamos contentos.
El punto es que con esta práctica, solo siguiendo la enseñanza, no necesitamos ser arrastrados, podemos hacer algo, podemos tener alguna iniciativa. Podemos reflejar, y aplicar nuestro entrenamiento, nuestra enseñanza a cada momento.
Por la Maestra Zen Bon Shim
(De la Escuela Kwan Um de Zen)